-Mensaje del Pastor Reiner para nuestros egresados 2020-

…Hay un camino…
2020 años después Cristo, ¡que año!
Si no lo sufrieramos en carne propia diríamos que es ciencia ficción. Para muchos es una pesadilla y aún no sabemos si lo peor ya pasó… Pero les puedo asegurar que en algún momento toda la incertidumbre, la angustia y el dolor, se habrán convertido en “historia”, en algo que van a compartir (en el futuro) con sus hijos y nietos.
Para ustedes, que concluyen una etapa en la vida antes de abrir una nueva, lo más importante, lo esencial es tener una meta, y de no perderla de vista, pase lo que pase.
Es lo que me ha enseñado la vida: está compuesta por metas. Apenas alcanzamos una ya estamos partiendo hacia la siguiente. Es importante tener metas…, poder decir “¡lo conseguí!”. Hoy pueden decirlo ustedes: “¡llegamos!”. Y no importan las circunstancias que, en el 2020, no son las más “normales”.
Nuestra iglesia envía cada año un/a joven a Alemania para hacer un voluntariado. A veces, luego de la secundaria, no todos saben qué quieren hacer. Entonces, un año en otro país, otra cultura, con otra gente, tomar distancia del entorno de siempre, ayuda a encontrar el camino a seguir. Este año enviamos a una joven de San Martin los Andes, y ni la pandemia pudo obstaculizar este hermoso proyecto. Su colegio le dio permiso para viajar ya en octubre porque es una de las mejores alumnas de su año. Allí en Alemania trabaja en un centro cultural para jóvenes, es un muy lindo lugar y el trabajo es interesantísimo. Antes de viajar en octubre me dijo: “ése año, allí lejos de mi familia, de mi novio, de mis amigos, es como mi gran meta…”
A veces les cuesta aprender un idioma nuevo, les cuesta adaptarse a las costumbres, a no tener cerca a mamá que siempre se hace cargo de todo… La crisis es parte, incluso el fracaso…, y si sabemos “leer e interpretar las señales” siempre salimos ganando y creciendo.
La meta: caminar hacia…, esforzarse para llegar a la meta: en el deporte, en el trabajo, el colegio, la universidad, la vida…, así funciona el mundo.
Pero hay otra “lectura” de la palabra meta: si la meditamos a la luz de la fe cristiana, vamos a descubrir algo interesante: la verdadera meta es el camino…, ya que la vida es un camino, y un camino es para transitarlo, o sea, para estar en movimiento…, siempre hacia delante. Entonces, la única y verdadera meta en mi vida es el camino, es la vida misma. Lo que habitualmente definimos como metas, son estaciones en el camino…
Y aunque no me lo crean: Dios tiene trazado y preparado un camino para cada uno. Cuando llegamos a este mundo el camino ya nos espera. La pregunta es: el camino que estoy eligiendo, que estoy transitando, ¿es el correcto, el que Dios ha preparado para mí…?
Y el camino, además de ser la meta, es tiempo, tiempo que corre, el ayer no se repite.
Deberíamos reflexionar que el tiempo, igual que el camino, nos es dado por Dios y ese tiempo no tiene retorno, viene, pasa y ya se fue. ¿Cómo sería nuestra vida si pudiéramos volver el tiempo para atrás cuando nosotros quisiéramos?.
La letra de unas de las canciones que cantamos a veces en la Iglesia dice: “El tiempo es corto, oh humano, sé sabio y aprovecha al máximo cada momento, sólo una vez haces este viaje, deja una buena huella. No puedes mantener ni una hora en tus manos, que antes que te des cuenta, ya no está. La sabiduría te aconseja mantenerte fiel. Mira como al necio el tiempo se le va en comer, tomar y descansar. El sabio actúa y gana, y gasta su tiempo haciendo buenas obras. Por eso, oh Señor, enséñame a usar bien mi tiempo y dedicarlo enteramente a ti y que de hoy y hasta la tumba, tu semilla quiera sembrar.”
Y Martín Lutero decía que, si supiera que el tiempo terminara hoy, aún así plantaría un manzano.
¿Alguna vez se preguntaron: qué haríamos si supiéramos que el tiempo se está terminando?
Personalmente tengo mucha confianza en los jóvenes: ser joven es sinónimo de apostar al futuro, de tener proyectos, de tener un espíritu rebelde y sano. El otro día vi el documental sobre la joven sueca Greta Thunberg “Soy Greta”, que cuenta la vida de una luchadora por un futuro mejor y digno, una joven que se juega por la vida, por la creación, una testigo de la presencia de Dios en la realidad que nos toca vivir. Por ella y por tantos jóvenes que aún tienen ideales y valores y que aman la vida sigo siendo optimista…
Oración por la juventud
Señor, te agradecemos por los jóvenes que tenemos y por los jóvenes que fuimos; por la juventud que vemos y por la juventud que tuvimos, por los jóvenes que están entre nosotros y por lo joven que aún hay dentro de nosotros.
Te agradecemos por la transformación permanente del mundo que los jóvenes promueven y por la transformación constante que tú haces en la vida de cada joven.
Señor, tú que haces nuevas todas las cosas, no permitas que estos jóvenes se conformen con el presente siglo; que no sean formados por los medios de comunicación, por la moda o por los malos modales; que sean antes transformados por la renovación de la mente y por la ofrenda de sus cuerpos como sacrificio vivo, santo y agradable a ti.
Que estos jóvenes no sean meramente alegres, sino felices; que no sean solamente sanos y saludables, sino conscientes; que no sean solamente fuertes, sino también tolerantes; que no crezcan únicamente en estatura, sino en gracia; que no sean solamente inteligentes, sino que se vuelvan sabios; que no sean crédulos, sino creyentes; que no sean jóvenes en apariencia, sino en esencia; es decir, que no sean frutos del presente siglo, sino hijos e hijas del Dios vivo para que vivan el Amor, que promuevan la Paz, y practiquen la Justicia.
Oramos en nombre de Jesucristo, el joven que no solamente revolucionó el mundo con sus ideas, sino que salvó la humanidad con su amor. Amén