REFLEXIÓN PARA EL TIEMPO DE ADVIENTO EN VISTAS A LA NAVIDAD-Formación Cristiana-

El tiempo de Adviento es doblemente importante. Es un tiempo de espera que nos prepara para dos grandes encuentros.
El primero de ellos tiene que ver con la espera del nacimiento del Divino Niño, Jesús. Cada año se actualiza ese maravilloso misterio por el cual Dios vuelve a hacerse presente entre nosotros en una condición absolutamente humilde, frágil: la de un niñito. De este modo el Adviento tiene que ver con la gran fiesta cristiana de la Navidad.
El otro aspecto importante del Adviento (muchas veces descuidado) tiene que ver con nuestra espera de cara a la segunda venida, en la que Cristo volverá en Gloria y Majestad.
Ambas venidas son un signo de esperanza para todos los cristianos. Y en estos tiempos que corren, en donde estamos con tantas preocupaciones, con tantas dificultades sería bueno que nos detuviéramos al menos un instante a meditar en estas grandes verdades que alimentan el alma y que acrecientan la esperanza. Necesitamos volver a poner los ojos en ese Divino Niño que nos visitó hace más de 2000 años, y que cada año renace en nuestro corazón. A Él le encomendamos el futuro de tantos niños que corren el riesgo de no poder morar entre nosotros y ser autentica causa de alegría. Los niños, en la condición que sea, siempre son signos de esperanza. Al Niño Jesús, que es el Dios de la Vida le pedimos que proteja a los niños por nacer, para que muchas navidades se repliquen en tantísimos hogares.
Por otro lado, debemos nuevamente mirar hacia ese Cristo que volverá, no sabemos cuándo: “Ni el Hijo del Hombre sabe el día y la hora”. Por eso debemos estar vigilantes y atentos a los signos de los tiempos que nos anuncian el cumplimiento de la gran Esperanza, esa misma esperanza de la que habla San Pablo: “la esperanza que no defrauda”.
Que en este Adviento Dios nos otorgue la gracia de vivirlo cristianamente. Preparemos nuestros corazones para recibir al Niño Dios y para ansiar el encuentro con Cristo que es Rey de reyes. Pongamos en el Corazón de Jesús nuestro deseo de un futuro mejor para nuestra comunidad educativa y para nuestra Patria.
Como los humildes pastores del pesebre nos acercamos a poner ante Jesús, José y María todos nuestros deseos y el anhelo de paz y esperanza cimentadas en una autentico amor a Dios y al prójimo.
Les deseamos una Feliz y Santa Navidad desde el departamento de Formación Cristiana